CONVERSACIONES EDIFICANTES
Generalmente cuando viajamos en un medio de transporte público, específicamente en el metro, en un auto bus; podemos escuchar a las personas conversar de sus vidas o la vida de otras personas que conocen. Cuando la conversación de estas personas parece interesante, comúnmente nos quedamos quietos y en silencio para escuchar con claridad de lo que están hablando. Tal como a nosotros nos llama la atención las conversaciones ajenas, a otras personas que están a nuestro alrededor, también les llama la atención lo mismo, y se detienen a escucharlas. Por eso nuestras conversaciones no deben ser de algún chisme o rumor que hayamos escuchado, en su lugar, nuestras conversaciones deben ser edificantes para nuestras vidas y la vida de nuestros oyentes, tal como nos aconseja el apóstol Pablo en su epístola a los Colosenses: “Que sus conversaciones sean cordiales y agradables, a fin de que ustedes tengan la respuesta adecuada para cada persona.” Colosenses 4:6 NTV.
Mayormente, nuestras conversaciones cuando viajamos en el autobús o en el metro, no saben ser edificantes, ya que, a la mayoría de nosotros, no nos agrada mucho conversar de las Sagradas Escrituras, o de alguna prédica que hayamos escuchado, o de algún libro de crecimiento espiritual que estemos leyendo, en su lugar, nos agrada conversar de lo que nos está pasando, de algún chisme o rumor que hayamos escuchado de alguien más. En algunas ocasiones, no solo que no hablamos de algo edificante, sino que también nuestras conversaciones no saben tener palabras agradables a los oídos de las personas que están cerca de nosotros, en su lugar, saben tener palabras lisurientas o maldicientes. Al comportarnos de esta manera, damos un mal testimonio como redimidos por la preciosa sangre de Jesucristo.
Como creyentes es importante que presentemos un buen testimonio, no solo en las iglesias donde nos congregamos, sino también fuera de ellas. Debemos tener siempre presente que las personas que nos rodean están atentas a nuestras conversaciones o a nuestras palabras, por eso, cuando estemos conversando con alguien, nuestras palabras deben ser cordiales y agradables a los oídos de los demás, y mucho más si estamos conversando acerca de las Buenas Noticias de salvación y vida eterna. Cuando estemos conversando acerca de Cristo, siempre es importante hacerlo con gracia, para llamar la atención de las personas que están a nuestro alrededor y atraerlos, para que se interesen por escuchar más acerca del evangelio de la cruz. Posiblemente ellos solo tengan ese momento para escuchar el mensaje de la cruz, por eso, nuestras palabras deben ser más dulces que la miel y atrayente a sus oídos.