DIOS NOS DIÓ DONES
A lo largo de las Escrituras, el eterno Creador ordena a sus hijos para que realicen buenas obras en favor de los más necesitados y vulnerables de la sociedad. Para esta labor, el Espíritu Santo de Dios en conformidad a la voluntad de Cristo Jesús, da dones especiales a cada uno de los redimidos. Tal como lo da a conocer el apóstol Pablo: “No obstante, él nos ha dado a cada uno de nosotros un don especial mediante la generosidad de Cristo.” Efesios 4:7 NTV.
Siempre debemos tener presente que cuando nuestro amado Señor nos manda hacer algo por nuestro prójimo, nos dota del poder necesario para llevarlo a cabo. Todos Sus mandamientos incluyen la capacidad para hacerlos, aun cuando estén dentro de lo imposible bajo los pensamientos humanos. Este poder especial son los dones espirituales. Cada creyente recibe dones por medio del Espíritu Santo. Este don le da capacidad al creyente para que cumpla la función delegada por el Señor, dentro de su cuerpo que es la iglesia.
Cuando Dios nos ordena que hagamos algo, no debemos evadir con el pretexto de que no podemos hacerlo, ya que eso no es así, pues el Señor mismo por medio del Espíritu Santo de Dios, nos da el poder necesario para hacer lo que Él nos pide. Entonces no son valederas las excusas que podamos dar para no cumplir con la tarea encomendada por Jesucristo. Debemos tener presente que Dios da lo que nos ordena hacer. Es una solemne verdad que: "La voluntad de Dios no nos guiará a donde Su gracia no nos sostenga." También es verdad que cuando Dios encarga algo, lo paga. Si estamos seguros de Su dirección, no debemos preocuparnos por las finanzas, Él proveerá sin que tengamos que pedir a los demás. Si estamos seguros de Su dirección, las finanzas nunca serán un obstáculo.
El Dios que abrió el Mar Rojo y el Jordán para que el pueblo pudiera pasar, es el mismo hoy en día. Cuando los Suyos le obedecen, Él quita toda imposibilidad, Él sigue quitando toda imposibilidad cuando los Suyos obedecen Su voluntad, Él sigue supliendo la gracia necesaria para hacer todo lo que manda, Él sigue produciendo en nosotros tanto el querer como el hacer, por Su buena voluntad. Cada creyente tiene un don espiritual único que Dios distribuye a escala individual de acuerdo con su voluntad y designio soberanos. Teniendo presente estas verdades en nuestro corazón, no debemos excusarnos para no cumplir las ordenanzas de Dios, ya que no cumplirlas es una desobediencia directa a Él. Obedezcamos a Dios y cumplamos juiciosamente con la tarea que Él nos ha delegado.